Peyuca afirma que no publicó ningún audio y dice que «pedir la dimisión de algo sin ánimo de lucro solo por no pensar igual es una estupidez»
Pablo Peyuca ha tenido que salir al paso ya que desde una asociación le habían acusado de compartir audios de la menor del «caso Arandina», motivo por el cual llegaron a pedir, incluso, su dimisión como vicepresidente de la Asociación de Empresarios de Astorga y Comarca:
En vista de lo publicado en algún medio digital, me veo en la obligación de responder a las acusaciones vertidas por una supuesta asociación de corte feminista y de ultraizquierda, tan peligrosa como la ultraderecha. En dicha publicación se me acusaba de publicar unos audios que, supuestamente, correspondían a la menor del mediático caso de los jugadores de la Arandina. Desconozco qué es lo que entienden por “publicar” pero, en mi caso, lo que hice fue compartir una publicación aparecida en una red social, en ningún caso publiqué los audios. Estos fueron colgados en una cuenta de Twitter de la que desconozco completamente su procedencia, y su repercusión hizo que esa publicación se volviera viral. Los miles y miles de personas que lo compartimos solamente nos hicimos eco de la noticia, supongo que dándole la misma credibilidad que la dada por algunos medios a la nota de esa supuesta asociación feminista, sin contrastar la información, ya que nadie desde este medio ni de otros que han publicado la acusación de esa supuesta asociación se han puesto en contacto conmigo para corroborar o desmentir lo que se afirmaba.
En cuanto a la noticia en sí, a pesar de que se decía que los audios eran SUPUESTAMENTE de la menor, la publicación en Twitter que corrió como la pólvora ha sido borrada, motivo por el que mi publicación quedó sin contenido al desaparecer el enlace de origen, motivo por el cual he borrado la publicación de mi perfil. Por tanto, invito a estos medios de comunicación a preguntar antes de publicar cualquier falacia, chisme, dime o diretes que les hagan llegar y que me atañan. Así mismo, he de decir que, hasta donde yo sé, en este país existe libertad de expresión y de pensamiento, por lo que exigir la dimisión de un puesto que, para colmo, es sin ánimo de lucro, es una soberana estupidez, sólo por no compartir sus planteamientos sociopolíticos me parece totalmente fuera de tono y absurdo, sobre todo teniendo en cuenta que las publicaciones en mi perfil de Facebook son absolutamente personales y ajenas a cualquier cargo.